Los datos abiertos en el sector agropecuario: propuesta de acción para las bibliotecas
L@s bibliotecari@s tenemos la oportunidad de insertarse en este escenario donde los datos son los protagonistas e incorporarlos como un recurso más, porque contamos con conocimientos sobre gestión, conservación, curación y utilización de la información, estándares de metadatos, experiencia en la implementación de repositorios institucionales sobre todo en bibliotecas universitarias y formación de usuarios. Por lo tanto, la apertura de datos necesita de las bibliotecas y de las competencias de los profesionales de la información (Rowe, 2016).
Por otro lado, es fundamental que l@s bibliotecari@s desarrollen nuevas habilidades de comunicación y de negociación que permitan establecer vínculos más estrechos con los actores involucrados en la apertura de datos dentro de la organización (transversalidad) así como también conocer las políticas al respecto, necesidad de conocimientos informáticos más especializados (programación, desarrollo web) e implementación de servicios adecuados (López 2016; Martínez-Uribe & Fernández 2015).
En la República Argentina existen evidencias sobre el fuerte compromiso de l@s bibliotecari@s en la difusión del acceso abierto, el diseño de planes para la gestión de datos, el desarrollo de repositorios y en concientizar a los investigadores en la obligatoriedad de compartir los datos primarios que son financiados con fondos públicos. Estos aspectos se enmarcan dentro de la Ley 26.899 (Creación de Repositorios Digitales Institucionales de Acceso Abierto, Propios o Compartidos).
Les voy a compartir una propuesta desarrollada para las bibliotecas del sector agropecuario pero que se pueden implementar en otros ámbitos. El texto completo de esta presentación fue publicado en la revista Knowledge Management for Development Journal (2017).
En el sector agropecuario
Los bibliotecarios del sector agropecuario también deben involucrarse en las iniciativas de datos abiertos desarrolladas por sus instituciones. Para ello, se proponen tres líneas de acción, dos de ellas basadas en la propuesta de Tony Hirst (2014):
- Apoyar la accesibilidad: la idea consiste en diseñar guías que reúnan fuentes de información de calidad sobre open data y trabajar con todos aquellos responsables de publicar los datos dentro de la organización para asegurarse que sean accesibles.
- Formación de los usuarios: más específicamente en la implementación de un programa orientado a la alfabetización sobre datos que abarquen desde el uso de la plataforma institucional para su máximo aprovechamiento hasta cuestiones vinculadas a la propiedad intelectual, derechos de autor, a la privacidad, licencias, metadatos, buenas prácticas, entre otros
- Difusión de la plataforma de datos abiertos a través de diferentes medios donde la Biblioteca esté presente, como ser las redes sociales.
Una excelente oportunidad para que los bibliotecarios se posicionen en este escenario se da a través de los denominados hackatones, una nueva metodología utilizada en los procesos de producción de software orientada a desarrollar aplicaciones de forma veloz (Bortz, 2013). El término “hack” ahora sugiere innovación, creatividad y resolución de problemas, haciendo a un lado su connotación negativa (McGowan, 2016).
La biblioteca puede brindar un espacio para el desarrollo de dichos eventos. Lo verdaderamente importante, como destaca Bethany McGowan (2016), es participar activamente para entablar vínculos más estrechos con los investigadores, conocer sus necesidades e intereses. Se convierten en la oportunidad para resaltar y mejorar diversas habilidades que incluyen desde la gestión de datos, del tiempo hasta compartir recursos y crear presentaciones. Si bien su análisis está enfocado al ámbito académico es posible su aplicación en otros sectores. La idea consiste en demostrar el valor de los profesionales de la información en una sociedad dominada por los datos. Para ello, es vital involucrarse cada vez más con la comunidad de usuarios reales y potenciales.
Si bien cada una de las tres líneas de acción descriptas se pueden implementar a través del servicio de referencia, resulta imprescindible diseñar un servicio especializado en datos que tenga entre sus funciones la provisión, cuidado, limpieza, generación, preservación y análisis de los mismos, requeridos y generados por los investigadores, por los repositorios y por la propia organización. Las bibliotecas son el entorno ideal para ello por su papel y misión tradicional en la gestión de la información, además de su visión en pro de la conservación y la reutilización de la misma a largo plazo (Martínez-Uribe & Fernández 2015).
En el país hay dos antecedentes al respecto. El primero de ellos, en el año 2014, es organizado por el Programa de Ciencias de Datos de la Fundación Sadosky (http://www.fundacionsadosky.org.ar/), una institución público-privada cuyo objetivo es favorecer la articulación entre el sistema científico tecnológico y la estructura productiva en lo referido a las tecnologías de la información y comunicación, con la colaboración de la Maestría de especialización de la Universidad de Buenos Aires y el apoyo de otras instituciones relacionadas. A finales del 2016 por una iniciativa conjunta los Ministerios de Modernización, de Agroindustria y el de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, el gobierno de la provincia de Buenos Aires y dicha Fundación lanzan el “Hackaton Agro” en la ciudad de Tandil (Buenos Aires). La idea es pensar y diseñar soluciones tecnológicas relacionadas con la agroindustria. Para ello, se trabaja con datos provenientes de los organizadores y auspiciantes en forma de mapas, imágenes satelitales, estadísticas oficiales, base de datos georeferenciada, entre otros.
Fuente:
Dobrecky, L.P. (2017). Open Data: iniciativas y nuevos desafíos en el sector agrícola de la Argentina. Knowledge Management for Development Journal. https://www.km4djournal.org/index.php/km4dj/article/view/351
Foto de Iván Bandura/Unsplash
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